Maceió
Maceió es una de las ciudades del Nordeste más frecuentada turísticamente. Y es natural, es una ciudad relativamente pequeña, con playas bonitas, piscinas naturales cerca la ciudad, concretamente de la playa de Pajuçara, una de las más céntricas, y un buén paseo marítimo lleno de actividad, principalmente en la playa de Ponta Verde, la más popular.
Maceió, en esa zona del país, es una palabra que se usa para denominar las lagunas formadas por el mar.
Maceió, en esa zona del país, es una palabra que se usa para denominar las lagunas formadas por el mar.
Casas de pescadores en Ipioca |
Además tiene muy próximas playas tranquilas, con aguas transparentes color verde y muchos cocqueiros. Por esta zona empieza una de las barreras coralinas más extensas de latinoamérica, lo que hace que sean playas especialmente buenas para el baño, sobre todo con la marea baja.
La combinación de colores verde con azul del mar es muy común en esta zona |
Mi llegada a Maceió fue a un hostal, el Maceió Hostel e Pousada de Ponta Verde. Aquí los precios de las pousadas son más altos y además un hostal siempre es bueno para conocer gente. Y en este caso nunca mejor dicho, porque cuando llegué, como a las 20h, y mientras el recepcionista me tomaba los datos, ya me estaba informando que la gente del hostal estaba organizando para salir a tomar algo todos juntos.
Ese día yo estaba demasiado cansada y además aún no había cenado, así que no me uní al grupo esa noche, pero si los conocí a todos: Marina (argentina) y Simone (brasileña), con las que compartía habitación, las pobres estaban enfermas y en cama, con problemas intestinales... y a pesar de eso fueron muy acogedoras y la mejor compañía; Matias, creo que uno de los nexos de unión del grupo, siempre organizando salidas y convocando a todo el mundo; Jayr, la chispa del grupo, siempre con historias divertidas que contar; Luciano, que aunque no estaba por turismo sino por estudios, siempre tenía tiempo para conversar con todos nosotros y divertirnos con sus bromas; Jó, compañera de trabajo de Luciano y que también estaba por estudios, a ella sólo la vi dos ratitos pero me pareció encantadora, espero verla otra vez en João Pessoa cuando pase por allí, igual que a Luciano; Josef, austríaco, que estaba convencido de que hablaba portugués, pero tanto brasileños como argentinos y españoles estamos convencidos que lo que realmente hablaba era español con alguuuuna palabrilla de portugués, así que sólo Marina y yo le entendíamos bién; y por últmo, pero no por ello menos importantes, los recepcionistas, Oswaldo (chileno) y Luciano, gente fantástica, siempre dispuestos a ayudar y otro nexo de unión importante para el grupo, presentando siempre a las nuevas adquisiciones, aunque creo que yo fui la última en entrar esos días. Hubo otros que se fueron al dia siguiente de llegar yo y por tanto no llegué a conocer apenas. Todos ellos muy buena gente!
Jayr, Matías y Luciano en una de sus conversaciones |
El día antes de que yo llegara prepararon un asado todos juntos. Conseqüencia.... hay sospechas que fue el motivo de que varios de ellos estuvieran con problemas intestinales: Marina y Simone, Luciano el recepcionista, después Matías y por último Josef. Pero yo tengo la teoría que todos pasaron un virus y que me lo pegaron a mi, ya que el último dia fui yo la que estuve con problemas. Suerte que era rápido, 2 dias y como nueva!
Entre las historias del grupo está la de Jayr y Josef, que fueron con otros buscando un bar que les recomendaron para tomar algo y como no lo encontraban preguntaron a la policía, y qué les recomendaron? Una discoteca gay! Jayr ofendido regresó al hostal, y Josef que no se enteraba mucho fue igualmente y aguantó hasta la madrugada. Así que fue motivo de bromas todos los días.
Otra historia recurrente era la investigación del motivo de tanta gastrointeritis. Cada dia alguien tenía una teoría nueva, que si la comida, la carne, la ensalada, el agua, el desayuno,... Pero desde que llegué me temí que fuera un simple virus y creo que así fue, porque sino, por qué lo pillé yo también? Ah! Y el transformador de Marina, que se vino a Brasil sin caer que los enchufes aquí son diferentes. Bueno, en realidad los que son diferentes son los de Argentina.... El caso es que la pobre no podía usar ninguno de sus aparatos sin transformador, por tanto estaba sin càmara, sin movil, sin depilaora, etc.
Josef y el otro Luciano de recepción |
Pero pasemos a lo que se puede ver por la zona...
Que no falte un descanso en la playa con los colores de Brasil!!! |
Al sur de Maceió, una de las playas más famosas es la playa del Françés, llamada así porque en el siglo XVIII los franceses hacían contrabando de madera (pão de Brasil). Yo no llegué a conocerla porque los que ya fueron me dijeron que era bastante concurrida y me recomendaban otras playas menos populares y más bonitas.
Así que primero me decidí por Gunga, algo más al sur que la del Francés. La praia do Gunga se particulariza porque las tierras donde está pertenecen a un fabricante de coco rallado, con lo que son plantaciones extensísimas de coqueiros a lo largo del mar. Las vistas desde el mirador son impresionantes...
Vista de la Praia do Gunga desde el mirador |
Además a aun lado está la lagoa do Roteiro, formando una lengua de arena que le da una forma muy especial.
Punto donde se encuentran la Lagoa do Roteiro con la Praia do Gunga |
Como fui un domingo, las barracas estaban a tope, pero como en todas las playas, sólo con apartarte de las barracas ya se volvía una playa paradisíaca de arena blanca y muchos coqueiros.
Pasadas las barracas esta es la vista de la playa... |
Por la tarde la playa va quedando más tranquila y se puede disfrutar más de las barracas con mas encanto |
La ida fue relativamente fácil, sólo tenía que llegar a un punto del centro de donde salían todas la vans y ônibus hacia el sur y averiguar cuál me iba bién. Un chico que iba en el mismo bus que yo me ayudó a localizarlo. Lo gracioso era que los buses tenían horarios, más o menos cada hora, pero según me dijeron el que tenía que salir en 15 minutos ya había salido porque estaba lleno, el siguiente no salía, a la siguiente hora no había, y el otro, por tanto, salía 3h 15m más tarde (supuestamente). Así que buscamos el transporte alternativo y allí probé los coches de lotaçao , que son coches o taxis que van en una dirección y cuando se llenan salen, de ahí el nombre, salen cuando están lotados. El coche me dejó en el mirador y de allí a la playa, según me dijeron, había 1km. Yo he llegado a la conclusión de que los km en Brasil son distintos que en España... Cuando iba bajando por el camino que llevaba a la playa iba indicando los metros que faltaban para la playa. El último cartel indicaba a 200m, pero en realidad a 200m comenzaba un camino de arena que aún continuaba otro km más (como mínimo).
Cuando baja el sol la Lagoa tiene un brillo especial |
Pero el regreso tuvo más historias... Salí de la playa con tiempo porque ya sé cómo es allí, como a las 16h. Me dijeron que había buses hasta las 17h como mínimo. Llegué al mirador, donde estaba el punto de la carretera donde iban pasando buses y vans, sólo que tenía que saber cuáles iban a Maceió. Como no lo sabía, yo intentaba parar a cualquiera. Después de un buen rato llegó gente más experta que yo en el tema y ellos ya me iban indicando cuales podían ser los míos. Aún así el primer bus tardó casi una hora y las vans que pasaron antes iban todas llenas (por supuesto el bus también). Así que una hora de pié en la carretera y una hora de pié en el bus. Al llegar a Maceió me di cuenta que no sabía donde bajar, ya que seguramente iba a la rodoviaria y antes pasaba cerca de mi barrio, pero yo no sabía dónde. Así que pregunté y me dijeron que bajara en el centro y de allí salían buses a mi barrio. Al bajar una mujer y sus hijos me dijeron que ellos iban para esa zona también y que tomaríamos el mismo bus, así que me fui con ellos. Estuvimos una hora en la parada esperando que pasara el nuestro y nos contamos la vida mientras tanto. Cuando tomé el bus, el conductor dijo que no sabía dónde estaba el mercado de artesanía, pero que él iba a recorrer todas las playas, sólo que no fue así... cruzó la ciudad por dentro, y sólo vi la playa al principio y al final. Así que pregunté a la gente de bus y se formó uno de esos debates tan tradicionales, cada uno me recomendaba una cosa diferente, que bajara y tomara otro bus, que esperara a llegar a la playa y caminara, etc. Opté por la segunda opción, ya que una vez en el paseo marítimo no tenía pérdida, aunque tuviera que caminar una hora más. No fue tanto, pero si fue bastante largo. Así que de camino me paré en un barcito a tomarme un jugo para recuperarme. Y al pasar por el mercado de artesanía, que todavía estaba abierto, aún me paré a comprarme un vestido. Total, que llegué al hostal a las 9h de la noche, casi nada! Sólo 5 horas más tarde...
También se pueden recorrer las playas en buggies que se pueden contratar allá mismo |
Al día siguiente ya fui a conocer las playas del norte y, después de la experiencia del día anterior, decidí contratar un paseo, que en realidad sólo era el traslado, así que bastante económico. Como Josef estaba con gastrointeritis Matías se vino conmigo y en el paseo había también una chica de Sao Paulo, Licene, y un matrimonio chileno muy majo.
Licene, Matias y yo preparados para salir a caminar por las playas |
Comenzó el paseo en el mirador de la Sereia. Delante del pueblo en la playa hay una escultura de una sirena en medio del mar, donde están los arrecifes.
Ahí pequeña y lejana se puede ver la escultura de la sirena blanca |
Después fuimos a la playa de Ipioca, dónde para llegar hay que entrar en un condominio (una zona residencial) con un restaurante muy bonito y tranquilo en la playa. Una vez allí el matrimonio chileno se fue a caminar hasta la siguiente playa al norte y el resto nos fuimos hacia la siguiente playa al sur, Pratagi. Fue un paseo muy bonito, cruzando un riachuelo, pasando por casas de pescadores, viveros de langostas,... muy tranquilo y un mar verdeazulado.
La marea baja siempre da un encanto especial |
El río que hay que cruzar para seguir... y vale la pena! |
Se van formando pequeños islotes de arena |
Las algas oscuras aún resaltan más el verde del mar |
que sin algas es más bello aún |
Palmeras caídas... |
Casas de pescadores... |
Viveros de langostas |
El tercer día quería conocer Maragogi, donde ya habían estado todos los demás, así que contraté un paseo yo sola. La verdad que ni la gente de la agencia, ni el guia, ni la gente del paseo, me gustó tanto como el día anterior. Además estaba diluviando y la gracia de Maragogi era bucear en una barrera coralina a 2km de la playa, a la que llaman as galés. Aún y así el paseo valió la pena, ya que 15 minutos antes de que saliera nuestro catamarán se abrió el cielo sobre el mar, justo encima nuestro. Durante las 2 horas que estuvimos en el mar navegando o buceando el tiempo estuvo fantástico y la verdad que es una maravilla bucear allí. Corales a un metro de la superficie que hay que ir con verdadero cuidado para no tocar, pero que con una simples gafas y tubo de buceo puedes observar la vida de los pececitos y hasta nadar con ellos. De hecho hubo un momento en que un pececito y yo nos íbamos dejando llevar por la corriente mirándonos de frente, unos minutos más y entablamos conversación y todo!
Así quedó de despejando cuando salió el catamarán |
Las segunda zona donde buceamos era un poco más profunda, pero los peces eran más grandes. En un momento que me paré para recolocarme las gafas de buceo, cuando miré hacia abajo me vi rodeada de peces, y de repente me empezaron a morisquear, pero no eran pirañas, así que no había peligro, sólo hacían cosquillas.
Al fondo se ven as galés |
Fue justo al llegar a la playa que de repente cayó un chaparrón que nos dejó empapados a todos, ya que teníamos un buén trecho hasta el restaurante. Allí no había manera de secarse, así que sólo me pude poner lo que menos mojado estaba para regresar a Maceió. Ya en el minibus, cuando sólo quedaba media hora para llegar, un poco más adelante de donde estábamos cayó un árbol y un póster encima de una furgoneta, con lo que la carretera quedó completamente cortada por los dos lados. Allí estuvimos 2 horas parados.... Así que otra vez llegué al hostal a las 8 y pico de la noche. Todos estaban preguntándose por dónde andaba y más aún cuando me vieron llegar colorada por el sol, ya que allí había llovido todo el día. Yo estaba helada porque seguía mojada y con la carabana que pasamos el conductor ponía el aire, así que esa noche ducha caliente y me quedé charlando con los que se quedaban en el hostal.
Después de eso fue que caí con la gastrointeritis y el tiempo tampoco estaba bueno, así que simplemente me dediqué a descansar y preparar mi siguiente destino, que era São Miguel dos Milagres.
Con las lluvias en Maceió aparecen unos agujeros en el asfalto de tal tamaño, que la gente de buena fe coloca hasta plantas para que los coches los eviten! |
Comentarios
Publicar un comentario